El artículo leído y copiado por casualidad. Según leí, fue escrito por Félix González. Y aunque esto se lo dijo a la Iglesia (donde este señor predica) es aplicable, a todas las iglesias.
Necesitamos:
-Padres en Cristo, como el apóstol Pablo, capaces de engendrar hijos espirituales por medio del evangelio (1 Cor 4:15).
-Madres en Cristo, como la de Rufo, que sustenten el ánimo de los obreros del Señor (Rom 16:13).
-Familias como la de Felipe, en las que todos sus miembros evangelizan (Hechos Acts 21:8-9).
-Matrimonios como Priscila y Aquila, plenamente comprometidos con la obra de Dios (Hechos Acts 18:2, 18,24-26; Rom 16:3).
-Hermanas como Marta y María, con el corazón, sus hogares y sus cocinas abiertos para Jesús y sus discípulos (Lk 10:38-42).
-Hermanos como Nehemías y Hanani, preocupados, arriesgados y activos en la edificación de la iglesia del Señor (Ne 1:1-4; 2:1-5).
-Jóvenes dispuestos a poner a los pies de Jesús todo lo que tienen (Jn 6:9).
-Cristianos hospitalarios y generosos como Gayo (3 Jn 5-6).
-Creyentes amantes del estudio de la Palabra de Dios, como los de Berea (Hechos Acts 17:11).
-Hermanas como la diaconisa Febe, portadora de la carta de Pablo a los romanos, a las que se les pueda confiar las tareas y tesoros más preciados (Rom 16:1) y Hermanas como Dorcas, con un corazón para los pobres y necesitados.
Ese es nuestro desafío. Esa debe ser nuestra meta.
Necesitamos:
-Padres en Cristo, como el apóstol Pablo, capaces de engendrar hijos espirituales por medio del evangelio (1 Cor 4:15).
-Madres en Cristo, como la de Rufo, que sustenten el ánimo de los obreros del Señor (Rom 16:13).
-Familias como la de Felipe, en las que todos sus miembros evangelizan (Hechos Acts 21:8-9).
-Matrimonios como Priscila y Aquila, plenamente comprometidos con la obra de Dios (Hechos Acts 18:2, 18,24-26; Rom 16:3).
-Hermanas como Marta y María, con el corazón, sus hogares y sus cocinas abiertos para Jesús y sus discípulos (Lk 10:38-42).
-Hermanos como Nehemías y Hanani, preocupados, arriesgados y activos en la edificación de la iglesia del Señor (Ne 1:1-4; 2:1-5).
-Jóvenes dispuestos a poner a los pies de Jesús todo lo que tienen (Jn 6:9).
-Cristianos hospitalarios y generosos como Gayo (3 Jn 5-6).
-Creyentes amantes del estudio de la Palabra de Dios, como los de Berea (Hechos Acts 17:11).
-Hermanas como la diaconisa Febe, portadora de la carta de Pablo a los romanos, a las que se les pueda confiar las tareas y tesoros más preciados (Rom 16:1) y Hermanas como Dorcas, con un corazón para los pobres y necesitados.
Ese es nuestro desafío. Esa debe ser nuestra meta.